Relaciones destructivas, ¿has vivido en una?
Todos hemos escuchado hablar de parejas que van mal. En algunos casos es porque se pelean mucho, en otras porque alguno, o los dos, es infiel, en otras porque alguno de los dos quiere estar siempre con el otro y no le da espacios, la lista puede ser muy larga y las razones inagotables. Es muy posible que de hecho gente cercana a nosotros haya estado o este en relaciones de este tipo. Pero, ¿la frecuencia de este tipo de relaciones las hace buenas o normales?
En el estricto sentido de la palabra normal, es decir, que se adapte a la norma, es posible. Y esto porque en ocasiones las normas y lo común están ciertamente más emparentados con aquello que nos hace daño y se aleja de esa salud deseable en la vida de cualquier persona. Al ser tan comunes este tipo de relaciones llega el punto en que algunos comportamientos que ocurren al interior de ellas son percibidos por una gran cantidad de gente como ligadas al amor de pareja, como elementos indispensables de una relación y que estos elementos demuestran que tanto las personas en la pareja se quieren.
Es este factor de ser común lo que dificulta que algunos de estos comportamientos sean colocados en su justa proporción y, por tanto, su frecuencia se mantiene y normaliza, es decir, adapta a la norma, aquello que no es tan conveniente. El círculo se cierra: es común, por lo tanto es normal, entonces no hay problema si pasa. Así como es difícil negar la existencia de una gran cantidad de parejas que viven estas situaciones y que llevan a la perpetuación de este círculo de percepciones en el común de la gente también es difícil negar que la gente involucrada en estas relaciones sufre. Y sufre más de lo que puede llegar a gozar en cualquier punto de las mismas. Sin darse cuenta el sufrimiento se vuelve la constante que mantiene unida a la pareja.
Sin duda el panorama se muestra como uno complicado y de difícil solución. Es cierto, lo es. Pero es posible encontrar posibles soluciones a muchas de las situaciones de vida que se nos presentan, esta no es la excepción. Un paso muy importante para la solución de cualquier problema, no solo importante sino indispensable, es, precisamente, darse cuenta de la presencia del mismo. Si no se ve el problema el problema no puede ser atendido y solucionado
Para ver el problema nuestras preguntas pueden ser las siguientes: ¿Qué caracteriza a las relaciones de este tipo?; ¿Qué características de mi en la relación me pueden llevar a identificar la problemática? El planteamiento del problema es personal, una vez resueltas las dos preguntas anteriores cada persona podrá decidir, al reflexionar sobre sus respuestas, si existe tal problema y, en caso de ser así, como abordarlo para poder llegar a una posible solución.
La respuesta a las preguntas planteadas antes está en la información. Así que vayamos a leer un poco de esta información pero vayamos en orden. Primero hablemos sobre lo que caracteriza a las relaciones de este tipo.
Relaciones destructivas.
Estas relaciones las podemos caracterizar por la presencia de agresiones verbales, físicas, psicológicas que repercuten directamente en la libertad, salud y desarrollo integral de uno o de los dos miembros de la pareja. Generalmente en estas relaciones los miembros de la pareja están involucrados de una manera invasiva en las actividades y relaciones sociales del otro, dejando poco espacio para un desarrollo de ese otro en relación a otras personas que no sean la pareja.
Además de las dificultades generadas al interior de la pareja es posible que los familiares cercanos, amigos y compañeros de trabajo de los miembros de dicha pareja vivan algunas de las consecuencias de la problemática presentada. Es posible que las familias tomen bandos, es decir, que apoyen a su familiar directo, llevando a un enfrentamiento de ambos grupos familiares.
Los amigos resienten las problemáticas de pareja al ser partícipes del conflicto escuchando lo que amigo les dice sobre su pareja, también puede ocurrir que se de una alejamiento de la persona con su grupo de amigos, generando conflictos al interior del mismo. Los compañeros de trabajo, profesores o personas ligadas a una de estas personas en alguna actividad académica o profesional viven el conflicto en tanto que este repercute en el rendimiento de las personas de forma directa. En el ámbito académico esta bajo del rendimiento se puede caracterizar por un descenso en las calificaciones, ausentismo, dificultades con los compañeros de clase y con las autoridades, entre muchas otras.
Las agresiones, como se mencionó, se pueden presentar de diversas maneras, entre éstas están las verbales, las físicas y las psicológicas. Al hablar de agresiones verbales estamos refiriéndonos a insultos, amenazas, manipulación, devaluar al otro, culpar al otro, y muchas más. La constante en todas ellas es que la comunicación verbal, y no verbal también, que se establece entre los miembros de la pareja es nociva para la salud mental del otro en tanto que afecta la percepción de si mismo, le hace sentir incómodo y le puede generar sentimientos de culpa en relación a si mismo y a su pareja.
En relación a las agresiones físicas podríamos decir que son las más notorias, las que más fácilmente nos vienen a la mente cuando pensamos en las relaciones de pareja destructivas. Entre las principales podemos señalar los golpes, rasguños, empujones, apretones, el lanzar objetos al otro, etc. Estas agresiones dejan secuelas a nivel fisiológico y se convierten en el signo más evidente, al menos para las personas externas a la relación, de que algo está sucediendo con esa pareja.
Las agresiones psicológicas podrían describirse como las repercusiones de las interacciones entre las agresiones físicas y verbales. Escuchar, sentir y vivir relaciones que contiene elementos de agresión llevan al surgimiento o, en algunos casos, empeoramiento de malestares psicológicos en uno o los dos miembros de la pareja. Una persona viviendo en estas circunstancias puede experimentar un enfermedad depresiva, y en caso de tener presente este conflicto experimentar un incremento en la intensidad del mismo. El consumo de alguno sustancia también es un conflicto psicológico asociado a estas relaciones, de estar presente se agudiza y, de no estarlo, es una posibilidad latente.
Podría pensarse que si no hay golpes no hay agresión o que si no hay insultos fuertes no hay agresión tampoco. Es importante reflexionar sobre lo que sentimos cuando nos dicen ciertas frases o palabras. Esto es porque una pareja, muy posiblemente, tendrá acceso a cuestiones muy íntimas de nosotros y, por lo tanto, sabrá que puntos débiles podemos tener. Lo anterior lleva a que si una pareja es una pareja conflictiva la otra persona sepa que decir para lastimarnos. Tal vez a una persona no le duela que le digan que es obesa pero puedo que a otra si.
Es en la sutileza de lo que sucede en las relaciones de pareja donde se puede encontrar aquello que potencialmente puede lastimarnos. Las agresiones con violencia en altos grados son un paso en una serie de agresiones que probablemente hayan escalado en nivel de violencia. No es necesario tener un brazo roto para que haya agresión en una pareja.
La pareja, ¿quién arremete y quién es agredido?
A pesar de que hay quienes pueden estar conscientes de la agresión existente en su relación continúan en ella. Hay quienes no lo notan. A pesar de ello estas personas comparten muchas características que tal vez noten, y otras tantas que no. Algunas de las características de la gente que es agredida, que se mantiene en estas relaciones a pesar de todo son:
-Pensar y sentir que son responsables de la otra persona, de sus sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, necesidades, bienestar y malestar, presente, pasado y futuro de sus vidas.
-Sentirse ansiosos y culpables por los problemas del otro.
-Sentirse con la necesidad de ayudar a la otra persona a superar sus problemas, de cubrir sus necesidades aunque no se los pidan y además sentirse frustrados, tristes y molestos si no logran solucionar los problemas o cubrir sus necesidades..
-Personas que hacen cosas que en realidad no desean hacer. No saben decir no y eso los lleva situaciones que se alejan de sus necesidades, deseos y bienestar. Esto puede llevarlos al punto en que en realidad ya no saben que es lo que ellos, y no otro, desea o necesita. ¡Complacen a los otros pero ya no saben como complacerse!
-Sentirse enojados, tristes y decepcionados porque la gente no hace lo mismo por ellos. Pierden la capacidad de recibir del otro porque están centrados en dar inagotablemente de si mismos. En ocasiones esto los lleva a culpar a los otros por sentirse como se sienten, pensando que el control de sus vidas no depende tanto de ellos como de esa otra persona.
-Sentirse victimizados, usados y menospreciados.
-Culparse y criticarse por todo lo que se sucede o tiene que ver con ellos. Sienten que nunca son lo suficientemente buenos con las otras personas. Lo anterior puede llevar tanto a que sientan que ningún halago puede ser para ellos y los rechazan y por otra parte tomar todo muy personalmente y sentirse ofendidos y mal por cualquier crítica.
-Vigilar a su pareja para tratar de encontrarla haciendo algo que no debería estar haciendo. Lo pueden llegar a hacer hasta niveles que podrían considerarse una obsesión, dejando de pensar en cualquier otra cosa que no sea su pareja, dejando su rutina diaria para adaptarla al otro o a la vigilancia del otro.
-Ignoran que tiene un problema en su relación o simplemente lo niegan. En caso de que estén conscientes de que existe el problema es posible que e digan a si mismos que no es tan malo como parece. Pueden mentirse a si mismos a pesar de que contemplen como sus problemas continúan creciendo.
-Tienden a apegarse demasiado a las personas y a sentir que su felicidad depende exclusivamente de estar con ellos. Por lo tanto, sienten un gran temor de perder a las personas y hacen lo imposible por permanecer con ellas. Toleran abusos para seguir con la gente y piensan más si en el otro los quiere que si ellos quieren a ese otro.
-No dicen lo que siente, no sienten lo que dicen y no saben lo que sienten.
El Agresor.
Antes de describir cuales pueden ser las características principales de una persona que ataca activamente en una relación es importante hacer una aclaración. Esta es que en una relación de este tipo, en una relación con tantas problemáticas, es imposible identificar quien es quien, quien arremete y quien es agredido. Los papeles cambian constantemente y quien en un momento es la víctima pasa a ser el victimario sin previo aviso. O bien puede ser que en ciertas circunstancias cada uno de los miembros tome un papel diferente.
Por lo anterior podemos decir que si bien cada uno de los miembros de la pareja tiene características diferentes, tendrán también algunas similitudes.