Prevención Humboldt Xochimilco

Esta es una publicación del Colegio para todos los alumnos. Quien la inicia es el Psicólogo de la escuela con la idea de que pronto deje de ser solo una creación de él y se vuelva una creación de todos los que la lean. Tratará de temas como relaciones de pareja, drogas, sexo, relación con la familia, escuela y muchos como esos pero también de música, películas, libros, cultura y todo lo que se me ocurra o se les ocurra. Espero que les guste.

8/31/2006

Una historia reciente


Existen frases que hemos escuchado muchas veces, frases que nos parecen simples o demasiado comunes para tomarlas en cuenta. Al menos así me pasa a mi con algunas de ellas. A lo largo de los años algunas situaciones me han enseñado a no pensar tanto de esa manera, a reconsiderar mi actitud hacia dichas frases. Hace poco reconsideré una frase por una situación en específico. La frase: Las apariencias engañan. La situación: el caso del asesino de Monterrey, Diego Santoy.

¿Quién iba a pensar que sucedía en la casa donde se dieron los homicidios? Es una casa como las hay muchas en una zona residencial de Monterrey. Varias habitaciones, espacio en el garage para guardar los autos de la familia; una fachada como cualquier otra sin lugar a dudas. La familia que vivía en ella era una familia como muchas otras, cuatro hijos y una madre viviendo bajo el mismo techo.

Pero, como les mencionaba: las apariencias engañan. En esa casa normal esa familia normal ha vivido, y sigue viviendo una situación extraordinaria, y lo es en tanto que es una tragedia de gran magnitud. En esa casa normal a esa familia normal le ha tocado en suerte vivir la experiencia de que los dos habitantes más pequeños fueran asesinados, y una de las hermanas mayores herida de gravedad. Esa familia ha tenido que vivir una muerte inesperada, trágica y violenta.

La sorpresa llega a otro nivel cuando llega el resto de la información sobre el caso. El asesino de los dos pequeños y agresor de la hermana mayor no es otro que el ex novio de la sobreviviente. ¿Y quién o cómo era esta hombre? Nadie fuera de lo común. Se trata de Diego Santoy, un estudiante de ingeniería de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Veintiún años de edad, posición económica estable, una apariencia y estilo de vida que a nadie le llamarían especialmente la atención y que nadie consideraría peligrosos ni para si mismo ni para quiénes lo rodean. Una persona común, aparentemente me refiero, cometiendo actos inusuales, de una magnitud tremenda y de características criminales y psicopatológicas.

El caso se ha convertido en todo un evento para los medios de comunicación. Todo un circo se ha organizado alrededor del crimen. Por un lado entrevistan al asesino, por el otro a la víctima. Algunos opinan que él es totalmente culpable, otras voces señalan hacia una posible complicidad de la presunta victima. El contenido de la noticia se refiera a cuestiones tan importantes y tan personales para tantos que es imposible que una comunidad no se estremezca y que los medios que la informan no la aprovechen para obtener beneficios comerciales.

El circo alrededor del caso no ha dejado conocer algunos datos, si bien no definitivos ya que el caso no ha sido cerrado. Sabemos que hay dos niños muertos, una joven herida y con secuelas de por vida por dichas heridas, que una trabajadora doméstica fue secuestrada por algunas horas, que un hermano ayudó al presunto asesino a escapar a Oaxaca para intentar llegar a Guatemala, que el asesino fue detenido y llevado Monterrey, que existen dos versiones de la historia; una en la que el asesino es Diego y solo él (defendida por los Peña) y otra en la que Erica también participó (defendida por los Santoy).

Los anteriores solo son algunos datos, ni siquiera cuentan con el respaldo de la precisión total ni con el respaldo de un dictamen judicial. Es por eso que más allá del circo de medios, de los datos dudosos y de la superficie del caso debemos reflexionar en torno a algunas cuestiones importantes que se encuentran a pocos centímetros de dicha superficie. ¿Qué tan comunes son los Diego Santoy? ¿Qué características tiene una persona que llega a esto? ¿Qué características tiene una relación que llega a un final de este tipo?

La última pregunta tiene una relevancia especial. Si bien no sabemos el grado de participación de Erica en la muerte de sus hermanos si sabemos que la situación se derivó de la terminación de un noviazgo con el presunto homicida. Por lo anterior podemos sugerir que la relación entre Erica y Diego es uno de los factores que llevó a que una situación tan lamentable se diera. Y de hecho, algunas de las características de la relación entre ellos empiezan a saberse y confirman esta idea de que la relación tenía cualidades que no hacían tan improbable y poco común el escenario final.

Se nos dice que Diego era posesivo, violento, celoso y controlador. El grado en que demostraba estas características era extremo. Por lo que sabemos le pidió a Erica que se alejara de sus amigos y amigas, que ya nos los frecuentara, hasta el punto en que solo salía con él y en caso de no ser así la espiaba o seguía a todas partes. De hecho Erica señala que en una ocasión Diego le robó el teléfono para que nadie, excepto él, tuviera su número y le pudiera llamar. La violencia física estuvo presente aunque fue la verbal y la demostrada a través de estas actitudes la que nos deja ver que, tal vez, se trataba de una muerte y un crimen anunciados.

A pesar de lo señalado anteriormente hay que darle parte del crédito a Erica. Cuando en una relación se dan situaciones como las anteriores es común culpar solo al agresor, por la llamarlo de una manera. Pero la verdad es que no solo es esa parte activa y agresora de la relación la que tiene severos problemas. Permitir que todo eso suceda, manteniéndose inactivo ante tanta agresión también es indicador de que algo no anda del todo bien en la situación emocional de esa persona.

Cuando A y B se suman el resultado es A más B y ese A más B es una posible relación destructiva y llena de dolor. La permanencia en las relaciones de este tipo puede prolongarse por mucho tiempo. Al tomar la decisión de terminarlas pueden llegar situaciones dolorosas. En el caso de Erica y Diego el final se antoja más trágico de lo común. Pero, como se ha dicho, lo común y las apariencias engañan. Pocas relaciones son tan destructivas como esta pero ello no implica que a menor destructividad se pueda permitir la continuidad.

Es importante aprender a reconocer las características del otro, de uno mismo y de la relación que nos indican que algo no anda del todo bien. Las consecuencias pueden no llegar a los extremos señalados pero, quién sabe que tan lejos pueda alguien y nosotros mismos llegar. La respuesta no está en el aire sino en uno mismo. Hay que mirarnos más allá de las apariencias, las apariencias engañan.

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